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La paradoja del Mindfulness

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La paradoja del Mindfulness

El Mindfulness, posiblemente, sea una de las paradojas más desconcertantes de nuestro tiempo. Y mira que hay paradojas terriblemente desconcertantes a nuestro alrededor. Pero en concreto, ésta incide en el corazón latente del hilo que vertebra nuestro paso por el mundo. Me explico...

Nuestro paradigma

Desde niños, hemos escuchando el susurro de la dedicación a algo, a ser posible, útil.

En el colegio, a las dedicaciones, se sumaron las actividades, primero disimuladas de pasatiempo y después directamente como materia. La tarea siempre presente para ocuparlo todo. Las extraescolares por si quedaba algún minuto por rellenar.

Más tarde, en el mundo profesional, qué te voy contar: prisas. Esto para ayer. Competencia. Inmediatez. No quiero verte ahí parado. Movimiento. Actividad. Productividad. Tienes que dar más. Que te van a comer la tostada…

Y en esas estamos. Corriendo. ¿Hacia dónde? No importa, tú corre.

 

Cambio de paradigma

En medio de este frenético hormiguero alocado, ahora aparece el mindfulness y comienzan a llover mensajes que defienden justamente lo contrario a todo lo que has perseguido, ¿y vivido?, durante los pasados años. Detente. Para. Piensa. Escúchate. Toma las riendas. Muévete lentamente. Medita. Mastica.

Es un cambio de paradigma. Una revolución que cae como una bomba en todo aquel que quiere dar el paso. En todo aquel que, libremente, percibe que la prisa permanente no te lleva a otro lugar que a la propia prisa. Frente al desconcierto y al ruido surge el mindfulness como un camino radical hacia el autoconocimiento. Una ventana liberadora que ventila nuestra alma y nos sacude las costras que se han ido pegando a nuestro ser hasta confundirse con nosotros mismos.

 

 

Mindfulness y meditación

Seguro que has oído hablar de la principal herramienta que usa el mindfulnes para ayudarte a alcanzar los objetivos: la meditación. La meditación pasa por una escucha atenta a tu propio silencio para concentrarte en tu centro dejando de lado la agitación. Pero claro, la meditación es un camino de crecimiento que se tiene que implantar poco a poco. Una brisa suave que va entrando cada día.

Y para vivir este cambio renovador, no necesitamos nada que no tengamos incorporado, nada que nos sea ajeno.

Para meditar, todos nosotros, contamos con:

  • Nuestro cerebro para reconducir cada segundo.
  • El oído para escuchar nuestro cuerpo.
  • La mirada para elegir abrir o cerrar nuestros párpados buscando la mejor visión.
  • La sensibilidad para concentrarnos en el ahora.

 

Sabemos que ya tenemos las herramientas, entonces, empezamos a meditar y listo, qué fácil, ¿Por qué no lo hace todo el mundo?

Falta un pequeño detalle, nos faltan unos pequeños e “insignificantes” detalles. Sólo nos hacen falta las ganas de:

  • Reconciliarnos con nosotros mismos.
  • Reparar los sufrimientos.
  • Poner atención en el ahora.
  • Sentir la caricia de la calma.
  • Mejorar nuestras relaciones con los demás.
  • Enfrentarnos a situaciones difíciles.
  • Mejorar nuestra inteligencia emocional.
  • O, simplemente, respirar.

 

La meditación y el tiempo

Con frecuencia, ante esta revolución, se presenta la excusa de la falta de tiempo.

No todo puede ser tan bonito –te dices- y yo soy una persona muy ocupada que no puede parar.

Este es un error muy frecuente, esconderse tras una supuesta falta de tiempo para meditar cuando en realidad el verdadero motivo radica en la agitación de nuestra mente, que nos impide alcanzar el silencio necesario para encontrarnos.

 

 

Otra paradoja...

Es complicado encontrar el silencio, y poner atención en el presente, cuando estamos rodeados de constantes elementos perturbadores que quieren nuestra exclusiva atención, volviéndonos a enredar en la polvareda de una batalla para salir del ruido y volver a él. Es un bucle.

Romper con esa cadena es un camino de crecimiento y desarrollo personal que alcanzaremos cuando logremos hablar más despacio, saborear con más intensidad, abordar cualquier situación con más calma.

Serán cambios profundos que, sin desmontar todo lo que has construido, te servirán para mantener la iluminación y, consecuentemente, te ayudarán a ser más feliz.

Con la alianza de nuestra mente, quietud, silencio y unas gotas de compasión estamos a tiempo de vivir de otra manera.

Estamos a tiempo de disfrutar de la pacífica sensación de ser protagonistas de otra paradoja: yo, que he corrido más que nadie, me doy cuenta de que la meta está en mi interior.

 Anímate a probarlo.

 

Mindfulness y Gestión Emocional

El programa formativo de HEBA Mindfulnees y Gestión Emocional sirve para la vida diaria. Te ofrece las herramientas para restablecer el equilibrio y reencontrarte.

Se imparte mediante una metodología contrastada, nuestra metodología HELASTRIC. Mediante resultados medibles, te mostraremos cómo retomar las riendas de tu actividad descubriendo el potencial que atesoras. Esta formación te capacita para canalizar los inevitables momentos de tensión en momentos de amabilidad contigo mediante la gestión de tus emociones.

Estás ante una formación interactiva que podrás realizar, sin prisas, desde el calor del hogar. Tiene una duración de 24 horas.

Beneficios del programa Mindfulness y Gestión Emocional

  • Mindfulness y autocuidado en la vida diaria.
  • Motivarte con amabilidad y no con autocrítica.
  • Comprender la teoría, investigación y beneficios de la autocompasión.
  • Gestionar emociones difíciles con mayor facilidad.
  • Transformar relaciones difíciles.
  • Establecer relaciones con los demás sin sobrecargas.
  • Escuchar a nuestro cuerpo y a quienes nos rodean.
  • Aprender a comprendernos.
  • Conectar con los valores que nos vertebran.
  • Disminuir la ansiedad y el estrés.
  • Aumento de la atención plena.
  • Aumento de la capacidad de resiliencia.
  • Más atención en el disfrute y la felicidad.

 

 

En HEBA GLOBAL contamos con diferentes programas de Educación Ejecutiva y de Coaching Profesional con los que podrás adquirir el expertise que necesitas. 

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